viernes, marzo 24, 2006

¡¡¡¡ NO PONGA UN COACH EN MI VIDA !!!!!


En el área de la dirección de personas hemos visto cómo van apareciendo herramientas y métodos que van transitando por nuestras organizaciones con más pena que gloria. Es cierto que muchas de ellas se encontraban de forma tácita en las organizaciones y lo que se hace es explicitarlas, esto en algunos casos provoca una pérdida de la naturalidad y frescura que anteriormente tenían. En otros casos, imprimir algo de metodología a estas herramientas tiene claros beneficios. Algunas están alcanzando una indudable notoriedad. Sin duda en los últimos tiempos una de las estrellas ha sido y sigue siendo el Coaching en todas sus modalidades. En términos generales la función del Coach es la de proveer ayuda profesional a las personas y grupos para conseguir una mejora del rendimiento en las actividades que desempeñan.Este objetivo en sí es propio y esencial a la labor del manager, si bien a veces las organizaciones están tan inmersas en su día a día que necesitan ciertos recursos externos para realizar determinadas funciones que antes correspondían a los integrantes de la misma.Es claro el valor añadido que un buen Coach tiene para un profesional o grupo de profesionales, siempre y cuando esta herramienta forme parte de un plan de desarrollo integrado y sea una actividad más del mismo, que complemente y refuerce las otras actividades de desarrollo. Lo que estoy viendo en los últimos tiempos con cierto asombro, es como las compañías utilizan el coaching con dos objetivos que en principio poco o nada tienen que ver con el más arriba mencionado, a saber:
1.- Como herramienta de marketing de la función de recursos humanos: Recuerda a cuando cada uno presumía de las horas de formación que impartía a sus empleados, los paquetes de retribución flexible con un menú cada vez más amplio, etc.., ahora el nuevo ratio es cuántos coach tengo contratados y a cuantos directivos y mandos de mi organización tengo incluidos en un programa de coaching, es decir- inventando otra nueva palabra- "coacheados".
2.- Como disculpa, excusa, justificación, lavado de conciencia o imagen antes de la materialización de una decisión previamente adoptada: Hace algunos años, nos quedábamos tranquilos, cuando después de haber puesto un plan de mejora a un directivo o mando que no estaba desempeñando bien sus funciones, al cabo de unos meses prescindíamos definitivamente de él. Parecía así que le habíamos dado una oportunidad de mejora, y que con posterioridad ,vistos los resultados no nos quedaba más remedio que ejecutar la decisión que ya habíamos tomado meses atrás. Siendo sinceros podemos afirmar que muy pocos planes de mejora han conseguido restablecer a las personas en un nivel de desempeño aceptable en sus organizaciones. Parece como si fuera necesario demostrar que teníamos razón, y lo único que importa es salvar la cara ante el resto de la organización. Es como tener al manager en el corredor de la muerte esperando su ejecución. Observo una dinámica muy parecida en los últimos tiempos en lo que al Coaching se refiere, "vamos a ponerle un Coach a ver si mejora", he visto últimamente numerosos directivos que han salido de sus organizaciones y a los que anteriormente habían asignado un Coach. No deja de ser sorprendente, ya que si la misión de un Coach es la de ayudar en la mejora del rendimiento y eso no se logra, parece que podemos concluir que estamos en una situación parecida a los planes de mejora anteriormente citados. Es decir, el coach actúa de disculpa o justificación de la decisión. Todavía en estos casos la situación tiene algunos matices si cabe más complejos, ya que la labor del Coach suele estar en la mayoría de los casos dirigida a las actitudes directivas, competencias, estilos de liderazgo, es decir, aspectos menos tangibles que los relacionados con el desempeño, con lo que la frontera sobre lo aceptable y lo que no, es mucho más difusa.
Espero que sepamos entre todos acotar la función del Coach a aquellos aspectos en los que realmente posee un claro valor añadido, y huyamos de los sucedáneos que nada de bueno generan en nuestras organizaciones, no vaya a ser que algunos empiecen a temblar cuando su jefe o la persona de recursos humanos le sugieran o comuniquen que le van a poner un coach en su vida.

viernes, marzo 10, 2006

LOS NUEVOS PECADOS SOCIALES


Hace muy pocas fechas reflexionaba con un buen colega y amigo, sobre el futuro de nuestra sociedad y de nuestras organizaciones empresariales. Después de un intenso y en algunos momentos acalorado debate, concluimos que ambos ámbitos eran indisociables y que indefectiblemente se interelacionaban , siendo las causas al mismo tiempo efectos y viceversa.
Revisamos cuál era el "estado de arte" y sin ánimo de ser ni mucho menos pesimistas vimos unos negros nubarrones en el horizonte. A estos nubarrones es a los que llamo los "nuevos pecados sociales". Estos pecados están tomando carta de naturaleza en nuestra sociedad y en nuestras empresas, y en muchos casos los hemos asumido como una conducta normal. Hace poco oí la denominación de "Skills unawarness", para definir aquellas conductas individuales que poseemos y que debido a que forman parte de nosotros mismos no reparamos en ellas (ej: si estamos acostumbrados a gritar cuando hablamos, ya no seremos conscientes de este aspecto, sin embargo nos molestarán los gritos de los demás), siguiendo el mismo camino también existen determinados comportamientos y actitudes sociales que pueden asimilarse en este estado de inconsciencia. Los nuevos pecados sociales a los que nos referimos tienen este efecto diabólico y están calando tanto en la sociedad que ya somos incapaces de distinguirlos y pasan a ser conductas normales, ahí radica su verdadero peligro.
Destacaré tres actitudes/pecados que comienzan a tener un efecto diría devastador en nuestras relaciones sociales y empresariales:
1.- La mentira o la falta de rigor en la verdad, observamos como diariamente se falta a la verdad y la famosa frase "donde dije digo, digo diego" es de común aplicación. Numerosos ejemplos recientes se podrían citar, los números de participantes en las manifestaciones, las declaraciones sobre determinados incidentes, y lo que todavía me parece más sangrante, la falta de rigor de los medios de comunicación a la hora de informar. Por no coincidir ni las temperaturas máximas y minímas son iguales de un periódico a otro. Es lógico entender que cada medio tenga su línea editorial y por lo tanto exprese sus opiniones pero es deplorable que la información se parezca como un "huevo a una castaña" dependiendo de dónde leas, escuches o veas la información. Siendo esto grave, lo peor es que al final cada uno de nosotros busca la información en los medios que más afines son a nuestros intereses. Y no es de extrañar por tanto el interés desmedido que los grupos políticos tiene por controlar dichos medios.
2.- La falta de confianza o más bien desconfianza, determinados ámbitos sociales han sido y son los que distinguen a una sociedad avanzada de otra que no lo es tanto. Uno de estos es la educación, aquellos países que más han invertido en este apartado consiguen mejores ratios de desarrollo social. ¿Ha habido en algún momento de la historia reciente alguna crisis de confianza en la educación como la que vivimos ahora?. Los profesionales de la docencia viven día a día una falta de reconocimiento social y también una pérdida de valor en la consideración que la sociedad les otorga incluyendo sus condiciones laborales. ¿Hay algo tan importante en una sociedad como la educación y formación de las generaciones futuras?. Hay otros sectores críticos como la salud y que cada vez ve más mermado su reconocimiento. La situación de médicos y demás profesionales del mundo sanitario está plagado de desconfianzas y falta de reconocimiento a esa labor.
3.- La gratuidad del perdón, parece que de los tres nuevos pecados, éste pudiera ser el menos importante. La verdad es que posee un efecto más silencioso pero muy devastador a largo plazo.
La sociedad está perdiendo el valor que el perdón tiene. Cuando alguien pide disculpas debe hacerlo desde la profunda reflexión de haber cometido un error. No hay que identificar el error como fracaso. Nuestro país tiene una tendencia a identificarlo así, opino más bien al contrario, el error bien fundamentado es una gran oportunidad de mejora (¿qué hubiera sido de la bombilla incandescente si Edison no lo hubiera intentado más de mil veces?), lo que no se debe confundir es que aprender de los errores es también reparar los daños que hayamos provocado, y a no errar nuevamente de manera idéntica. Quien yerra una vez y se queda satisfecho con la simple petición de disculpa, sin haber interiorizado los fallos, es seguro que volverá a cometer el mismo error y a solicitar un nuevo perdón que le legitimará para seguir actuando de forma equivocada.
Si no somos capaces de minimizar el impacto de estos pecados sociales tendremos una sociedad poco envidiable. Es necesario ser leal a los valores y principios, a la verdad y al sentido ético de la convivencia y del respeto a los demás.