viernes, enero 20, 2006


DEMOCRATIZAR LA MONARQUÍA , MONARQUIZAR LA DEMOCRACIA.

Estamos asistiendo a un debate , que cuando menos no deja de tener unas connotaciones de discusión bizantina. Nacida la hija de los Príncipes de España se ha continuado con el mismo sobre la equiparación de derechos en el acceso al reinado de las mujeres y los hombres.
Es evidente que hoy día es impensable una diferenciación por razón de sexo, tal y como establece nuestra Constitución Española, desde luego la Monarquía, institución milenaria, tiene sus orígenes precisamente en la discriminación de unas personas sobre otras. Los reyes y príncipes pertenecían a las clases nobles y se repartían entre ellos el poder. Tenían sus propias normas y reglamentos ajenos al resto de los mortales, gozando de privilegios exclusivos.
Hoy día la Monarquía Parlamentaria consagrada dentro de la Constitución sigue manteniendo algunos de estos privilegios. El príncipe Felipe ostenta la condición de heredero por ser hijo del actual Rey y además ser varón.
Puestas así las cosas, es evidente que la Monarquía sigue teniendo sus principios al margen de lo establecido en la Constitución en varios aspectos.
Por tanto podríamos considerar que nuestra democracia, y por ende nuestra Constitución, están "Monarquizadas", es decir mantienen algunos privilegios al margen de la igualdad de todos los españoles.
Ahora bien, puesto que el debate está abierto, democraticemos la Monarquía, la cuestión no es baladí, y los límites de hasta dónde debemos democratizarla es lo realmente clave.
A título de ejemplo se me ocurren algunas ideas.
¿Por qué debería ser el mayor en edad en detrimento de los más jóvenes? Podríamos elegir a los más jóvenes, máxime teniendo en cuenta que la expectativa de vida y la longevidad ha aumentado considerablemente (v.gr. el caso de Inglaterra donde el Príncipe Carlos va a reinar teniendo una avanzada edad).
¿Por qué no elegir al mejor y más capacitado? . De entre los hijos del Rey y sus hermanos aquél o aquella que demostrara una mayor capacidad para asumir esa gran responsabilidad. Todos los hijos recibirían la misma educación y con posterioridad un consejo de ilustres existente para esta tarea emitiría su recomendación.
Y así podríamos ir desgranando más sugerencias para democratizar una institución, que aunque singular, nos sigue representando de una forma más que digna. El futuro nos dirá el camino finalmente seguido.

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